-
Recé con enojo y me cambió todo
Recé con enojo y me cambió todo. No fue una oración dulce ni espiritual. Fue con enojo, con lágrimas, con reproches. Me sentía decepcionado con la vida, y con Dios. Pero esa oración, tan rota y sincera, fue la que más me transformó. Lo que nadie te cuenta sobre orar con enojo Orar no siempre es un acto de paz. A veces es una explosión. Hay días donde no sabés si gritar, llorar o quedarte callado. Y sin embargo, hay algo valioso en llevar ese caos a Dios. No porque Él necesite oírlo, sino porque vos necesitás soltarlo. No quería orar, quería respuestas Estaba harto. Tenía bronca con todo: conmigo…