Hoy no tengo fuerzas para orar

Hay días en los que ni siquiera podés cerrar los ojos. En los que hablar con Dios te parece imposible. No porque no creas, sino porque no te sale. Porque tenés un nudo en la garganta, porque el dolor pesa más que la esperanza, porque estás vacío.

Luciana perdió a su mamá hace dos meses. Desde entonces, no pudo volver a orar. No es que dejó de creer. Solo… no puede. Siente que no tiene palabras, que cualquier oración le suena vacía. Y cada vez que alguien le dice “tenés que tener fe”, le dan ganas de gritar.

🌫️ Cuando la angustia te paraliza

No siempre vas a tener palabras. Y eso está bien. Dios no espera que estés bien todo el tiempo. No te ama más cuando orás ni menos cuando te callás. Él ya conoce tu dolor, incluso cuando vos no sabés cómo expresarlo.

A veces, la fe no se ve como un grito de victoria. Se ve como una lágrima en silencio. Como una persona acostada que no puede más, pero que aún así no se suelta del todo. Eso también es fe. No perfecta. No heroica. Pero fe al fin.

No tengas miedo de reconocer tu angustia. No te obligues a “estar bien” por fe. Dejate caer en Dios como estás. Aun sin palabras. Aun en silencio. Porque el que escucha, también sabe interpretar el llanto.

Dios, no tengo fuerzas. No tengo palabras. Solo te dejo mi silencio, mi angustia, mi cansancio. Si estás ahí, no me sueltes. Amén.

¿Vos también pasaste por algo así?
¿Oraste alguna vez desde el dolor más profundo? Me encantaría leer tu historia. A veces compartirla también es una forma de sanar.