Siento que estoy desperdiciando mi vida

Te levantás, trabajás, comés algo, te acostás. Y al día siguiente, lo mismo. Pasan los meses, los años, y en algún momento te preguntás: ¿Esto era todo? ¿Dónde quedó lo que soñaba? ¿Para qué estoy acá? A Mateo le va “bien”: tiene trabajo, paga el alquiler, sale con amigos. Pero hace semanas que se acuesta con un nudo en el pecho. Tiene 31 años y siente que su vida es un ciclo vacío. No hace nada que le apasione, no siente que Dios le hable, y le cuesta creer que haya un propósito en su rutina.

🔁 Cuando todo se vuelve automático

Muchos creen que encontrar el propósito es tener una gran revelación o hacer algo extraordinario. Pero la verdad es que a veces el propósito está en ser fiel a lo ordinario, en hacer lo que te toca con otra mirada, en descubrir que Dios también está en lo pequeño.

Dios no siempre te cambia la vida de golpe. A veces empieza cambiando la forma en que la ves. Cuando lo volvés a poner en el centro, hasta el trabajo más aburrido se convierte en campo fértil. El propósito no es lo que hacés. Es para quién lo hacés.

Si hoy sentís que estás desperdiciando tu vida, tal vez es porque necesitás reenfocar tu mirada. No estás tarde. No estás solo. Y todavía hay tiempo de encontrar algo más profundo que solo “cumplir con lo que toca”.

Dios, me perdí en la rutina. No sé para qué estoy acá. Ayudame a recuperar el sentido, a encontrar propósito incluso en lo que parece vacío. Amén.

¿Vos también pasaste por algo así?
¿Oraste alguna vez desde el dolor más profundo? Me encantaría leer tu historia. A veces compartirla también es una forma de sanar.