Mi papá me habla como si yo no valiera nada

Cuando sos chico, pensás que tus papás lo saben todo. Que lo que te dicen es verdad. Que lo que hacen está bien. Pero a veces, esas palabras que escuchaste desde siempre se quedan pegadas en tu cabeza como si fueran tuyas. Y duele.

Este es el caso de Marcos, que tiene 28 años y todavía siente un nudo en el pecho cada vez que su papá le habla. No lo golpea. No lo insulta directamente. Pero lo minimiza. Le hace sentir que nunca es suficiente. Que siempre se equivoca. Que decepciona. Y aunque ya no vive con él, cada vez que recibe un mensaje o una llamada… le vuelve esa angustia que nunca supo explicar.

💔 Cuando la herida viene de casa

A veces nos cuesta aceptar que el lugar donde más deberíamos sentirnos seguros fue donde más daño recibimos. Que los “te lo digo por tu bien” fueron dagas, no consejos. Y que eso todavía afecta nuestras decisiones, nuestra autoestima, incluso nuestra fe.

Hablar de esto no es falta de perdón. Es reconocer que algo no estuvo bien. Y que necesitamos que Dios sane no solo lo que pasó, sino lo que todavía duele por dentro. Porque callarlo no lo hace desaparecer.

Dios no solo quiere que lo busques como Padre. También quiere enseñarte a soltar lo que otros padres (o madres, hermanos, parejas) dejaron como carga. Sanar no es traicionar a tu familia. Es empezar a vivir más libre.

Dios, me cuesta hablar de esto. Pero necesito que sanes lo que todavía me duele. Mostrame cómo soltar el rencor sin perder el amor. Amén.

¿Vos también pasaste por algo así?
¿Oraste alguna vez desde el dolor más profundo? Me encantaría leer tu historia. A veces compartirla también es una forma de sanar.